Crece demanda de vino en México, pero se estanca la producción

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Francisco Acosta Cham acudió por primera vez al Valle de Guadalupe, en Baja California, hace más de tres años. De ahí nació su fascinación por los vinos mexicanos, tanto así que el hoy joven estudiante de ingeniería industrial del ITESO se ha convertido en distribuidor de vino mexicano en Guadalajara, San Luis Potosí y Cancún.

Acosta Cham prefiere consumir vinos mexicanos para apoyar, en primer lugar, a  la industria nacional: “El dinero se queda aquí, prefiero apoyar los proyectos y viñedos locales. Hasta cuando salgo al extranjero trato de llevar vino mexicano para promocionarlo. Además cada vez hay mejores vinos de mayor calidad y precios más competitivos”, explica el director y fundador de Vinos Boutique Mexicanos.
Durante la última década, la demanda de vino tanto nacional como internacional ha crecido a ritmos de 12% anual, sin embargo, la mayoría proviene del mercado de vinos importados. Ramón Vélez Gutiérrez, director general del Consejo Mexicano Vitivinícola, señaló a este medio que el consumo anual pasó de 27 millones de litros en el 2000 a 70 millones en 2013.
En el país, de cada 10 botellas de vino que se consumen, tres son de vino mexicano. “No se consume más porque no tenemos más, nuestra limitante tiene que ver con la  falta de hectáreas plantadas pues solamente tenemos tres mil 600 hectáreas en todo el país para la producción de uva”, indicó Ramón Vélez.
Ante la falta de disponibilidad de hectáreas para abastecer el mercado doméstico, de la producción de vino mexicano se exporta apenas el 10 por ciento.
“La  industria vitivinícola mexicana es todavía insípida a nivel mundial, pues carece de la capacidad de satisfacer una demanda cada vez más creciente de su propio producto, y eso origina además, el encarecimiento del buen vino mexicano”, detalla el sommelier tapatío y juez de vinos del concurso de Ensenada, Antonio Laveaga Montes.
La tradición del vino en México se remonta a los tiempos de la Colonia, cuando por órdenes de Hernán Cortés cada colono tenía que plantar mil pies de vid cada año. Debido a que los vinos mexicanos bajaron el precio del producto en el país ibérico, en 1595 el rey de España, Felipe II, prohibió la producción de vino en México.
De acuerdo con la Guía del Vino Mexicano de Arturo Bodenstedt, no fue sino hasta 1888, después de la fundación de Bodegas de Santo Tomás, cuando se registró la producción de vino en el país.
Hoy son ya ocho los estados productores de vino: Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Chihuahua, Guanajuato, Nuevo León, Querétaro y Zacatecas. Datos del Consejo Mexicano Vitivinícola revelan que la industria mexicana está integrada por más de 100 bodegas y productores de uva para vino, con 350 marcas.
Con casi el 90% de la producción, la Entidad que  acapara el mercado es Baja California, cuyas propiedades climáticas —conocidas como clima mediterráneo con inviernos húmedos y veranos secos y templados—, la convierten en el lugar idóneo para la producción de vino.
El panorama es favorecedor, se estima que en 2020 se va a triplicar el consumo de vino a 200 millones de litros anuales. “De éstos, aspiraríamos a que la mitad del consumo sea de vinos mexicanos”, subraya Ramón Vélez.
Pero la falta de hectáreas no será una limitante. Hace dos años el Consejo Mexicano Vitivinícola realizó un estudio con los técnicos de la Sagarpa en el que se detectaron dos millones de hectáreas en el Altiplano y Norte del país con fines de plantación de uva, de las cuales 165 mil servirían para producir vinos de primerísima calidad en las regiones de Baja California, Coahuila, Querétaro, Aguascalientes, Guanajuato, Zacatecas, San Luis Potosí e incluso en Jalisco, Entidad en donde actualmente se está plantando de forma experimental, pues tiene las condiciones climáticas para hacerlo, explica el titular del Consejo.
EL DATO
Pocas copas
De acuerdo con el Consejo Vitivinícola, solamente 17% de la población mexicana consume vino. Actualmente se consumen 0.62 litros per cápita al año en el país,  una cifra muy pequeña si se compara con el consumo de países con mayor cultura vinícola como Italia y Francia con 45 litros per cápita; España, con 23 litros; Argentina, con 25 litros o Brasil, con dos litros per cápita.
NUMERALIA
El consumo
80 pesos es el precio promedio de anaquel del vino mexicano, a pesar de que la percepción de nuestros vinos es que son muy caros.
3% de los mexicanos consumen al menos una copa al mes, lejos de países con mercados maduros como Estados Unidos, donde 33% toma la bebida.
0.62 litros es el consumo de vino per cápita en el país
30% de los vinos que se consumen en el país son nacionales
70% de los vinos en el país son importados
Uso agrícola a habitacional
Perjudica el cambio de uso de suelo
Para Hugo D’Acosta, enólogo y presidente de la Asociación de Vitivinicultores de Baja California, que el cabildo de Ensenada haya aprobado  el pasado jueves los cambios de uso de suelo de agrícola a habitacional, cuando esto estaba prohibido por el programa sectorial, obedece a prácticas de corrupción entre ediles y desarrolladores urbanos.
Para el también productor, no hay otra manera de que esa modificación beneficie al municipio.
D’Acosta asegura que se agotarán los recursos legales para dejar sin efecto este instrumento, pues asegura que es un golpe para la industria del vino en el Estado con mayor producción de uvas del país.
“Nos ofrecieron que no iban a hacer cambios sobre uso de suelo sin tener algo de fondo, estudios, y lo que hicieron fue una reunión en lo oscurito y votaron un reglamento, que aparte de que se contrapone a la ley, aprueban directamente el cambio de uso de suelo sobre la parte agrícola para permitir todo este tipo de cochinadas, no tiene otro nombre”.
El reglamento aprobado por el Ayuntamiento de Ensenada deja sin efecto las disposiciones contenidas en el Programa Sectorial de Desarrollo Urbano-Turístico de los Valles de la Zona Norte del Municipio de Ensenada (Región del vino), en el que se limitaba que en la zona de los Valles la parcela mínima para uso habitacional fuera de cuatro hectáreas y sólo haya una vivienda unifamiliar por parcela.
“Toda una zona que tiene una vocación agrícola, toda una zona que tiene una característica rural se va a ver amenazada por expansiones inmobiliarias y por el deterioro de la actividad agrícola como de paisaje, seguramente se van a disminuir”.
Al respecto, el gremio lleva a cabo manifestaciones de rechazo en Ensenada y, además, próximamente se reunirían con el Congreso local para buscar respaldo, pues considera que permitir el cambio de uso de suelo impactaría la producción de uva y con ello, de vino nacional.
“Realmente hay un rechazo total de esta medida, ahí se ve estas autoridades están actuando por un interés propio y seguramente por un tema de corrupción, es un atropello”.
Desarrollo
Hacen vinos de alta calidad
“El vino mexicano está haciendo mucho por ubicarse en los estándares de calidad a nivel internacional”, asegura el sommelier Antonio Laveaga, quien explica que la calidad que han adquirido los vinos nacionales se debe a que se cuenta con más tecnología, conocimientos y capacitación. En segundo lugar a la competencia, “hay un crecimiento de casas vinícolas que están mejorando su producto”; y también “por el mercado, que tiene más conocimiento de lo que está comprando”.
A estos factores, Ramón Vélez agrega que hace tres décadas el consumidor de vino no tenía confianza en el vino nacional, ni en su consistencia ni calidad, sin embargo, “hoy  el consumidor no sólo confía y prefiere el vino mexicano sino que siente orgullo por él”. Pero el desarrollo tecnológico ha sido clave en este proceso, “nos ha dado un mayor entendimiento de las relaciones entre el cultivo adecuado del viñedo y la situación del terruño donde se encuentra, sobre la importancia de la energía solar para las plantaciones, han mejorado también las técnicas de fermentación, de controles de temperatura y cada vez hay más control y conocimiento sobre los compuestos del vino”.
Arturo Bodenstedt refiere que la industria debe organizarse y tener un solo frente con las autoridades; hacer campañas de publicidad e incentivar la producción. Laveaga hace énfasis en la necesidad de apoyos gubernamentales: “Antes de abrir una botella ya se está pagando 41% de impuesto mientras que en otros países esta industria es un en atractivo turístico”.
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